¿Sabes qué? que yo no te elegí, que te eligió mi corazón. Sí, lo sé, es testarudo y cabezón. Y se desboca cada vez que escucho tu voz. No puedo controlarlo y menos aun tranquilizarlo. Te siento en mis lágrimas, te escucho en mis carcajadas y también te recuerdo cada mañana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario